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La importancia de una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial

Updated: May 20, 2021

Conversación con Cristina Martínez Pinto, Fundadora y Directora de PIT Policy Lab, y Claudia May Del Pozo, Directora del Eon Resilience Lab de C Minds. Editado por Luz Elena González, Asistente de Proyectos en PIT Policy Lab y miembro de la Comunidad MCODER.ai


Transformación digital, recuperación económica y futuros posibles


Se estima que hacia 2030 la Inteligencia Artificial (IA) podría agregar 14% al Producto Interno Bruto (PIB) global, pero mantengamos la conversación en el presente, porque en muchos sentidos, el futuro ya nos alcanzó. La acelerada digitalización, provocada en parte por las restricciones a la movilidad humana en el contexto de la pandemia por COVID-19, ha promovido la adopción de soluciones basadas en datos e impulsadas por sistemas de IA en una gran variedad de áreas: negocios, finanzas, seguridad, educación y agricultura. Para asegurar que el desarrollo e implementación de estos sistemas avance para contribuir al bien público, así como mitigar posibles riesgos asociados, es importante incentivar la participación del gobierno, el sector privado y la ciudadanía en la co-creación e implementación de una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial.


A escala mundial, la Inteligencia Artificial está ganando terreno de manera acelerada, no sólo en los círculos de ciencia, tecnología e innovación, sino también en la concepción colectiva de lo que será el futuro. Fundamentalmente, la importancia de las Estrategias de IA radica, como su nombre lo dice, en servir como Guía, como marco conceptual de referencia para articular esfuerzos y crear ecosistemas de práctica. Aún así, existe una marcada diferencia entre las capacidades de actuación de los países que priorizaron el desarrollo de Estrategias Nacionales de IA y aquellos que se han quedado rezagados; los primeros cuentan con objetivos y prioridades para asegurar el aprovechamiento de la tecnología, mientras que los segundos aún tiene que definirlos.


Establecer una Estrategia de Inteligencia Artificial no es un ejercicio único; es un proceso iterativo en el que los pilares fundacionales son puestos a prueba por el entorno. A raíz de la contingencia por COVID-19, los esfuerzos y presupuestos públicos en los ámbitos de salud pública, innovación y cooperación internacional se articularon para dar prioridad a iniciativas enfocadas en la detección de casos de contagio, la atención a pacientes y las estrategias de vacunación; esto puede ser visto como una oportunidad para demostrar la capacidad de las nuevas tecnologías para resolver problemas públicos a través de la colaboración de agentes de cambio de diferentes sectores


En ocasiones, es a través de sucesos disruptivos como la actual pandemia que ponemos a prueba los esfuerzos colectivos en materia de ciencia y tecnología. Para conducir de manera exitosa los esfuerzos de desarrollo y uso de IA, los objetivos que se planteen en una Estrategia Nacional de IA deben estar informados por el contexto y la realidad nacional, partiendo de las prioridades y retos que ocupan a los gobiernos, industrias y ciudadanos del país en cuestión. De la misma forma, el desarrollo de IA de forma ética, responsable y respetuosa de los Derechos Humanos y de la igualdad de género debe ser transversal a todos los objetivos y actores involucrados en la Estrategia, a través de un marco inclusivo, participativo y centrado en las personas (especialmente, en las poblaciones más vulnerables). Además, es importante reconocer que la Estrategia es un punto de partida y no la meta en sí; ésta permite actuar de forma paralela en el desarrollo de iniciativas en materias que abonen a la misma. Por ejemplo, es importante que la política pública, la normatividad y las posibles regulaciones a tecnologías emergentes como la IA exploren nuevos mecanismos para hacer frente a los retos sustanciales que trae consigo su adopción: proteger a las personas y el medio ambiente, reactivar la economía y, al mismo tiempo, promover la innovación.


En México contamos con la experiencia de co-creación de la Agenda Nacional de IA por parte de la Coalición IA2030MX, liderada por C Minds en calidad de Coordinadores Generales para el periodo 2018-2020. En este ejercicio de inteligencia colectiva donde participaron más de 400 personas, se plantearon 6 pilares: Ética; Investigación y Desarrollo; Datos, Ciberseguridad e Infraestructura Digital; Habilidades, Capacidades y Educación; Gobernanza, Gobierno y Servicios Públicos, y Acercando a los Mexicanos en el Exterior. Para integrar esta Estrategia, los distintos Grupos de Trabajo, liderados por especialistas temáticos, analizaron mejores prácticas internacionales, además de adicionar sus propias experiencias y contextualizar los aprendizajes en la realidad nacional. De igual manera, la iniciativa Open Loop de Facebook, en el que colaboran C Minds, el Banco Interamericano de Desarrollo y participa la autoridad nacional de datos, está basada en un prototipo de política pública enfocado en startups para promover la transparencia y la explicabilidad de los sistemas de Inteligencia Artificial en México, ¡y es uno de los primeros en su tipo en el mundo!.


¿Cómo hacer que una Estrategia Nacional de IA sea exitosa? En gran medida esto dependerá de la voluntad política que exista para su impulso, así como de la asignación de recursos que permitan su implementación. En América Latina, es difícil concebir que los países otorguen presupuestos de la escala de China o los Estados Unidos, líderes en el escenario global en materia de desarrollo de IA; sin embargo, en el proceso de recuperación económica resulta fundamental explorar mecanismos de colaboración público-privada que construyan sobre las fortalezas e iniciativas existentes en los distintos países en la región.


Por último, es importante destacar que a través de las Estrategias de Inteligencia Artificial se reconoce una oportunidad para acompañar el proceso de transformación digital de pequeñas y medianas empresas en la región; para incorporar innovaciones y herramientas como IA para eficientar procesos de gobierno, mejorar la atención a las personas, ya sea en su calidad de clientes, ciudadanos o personal interno de las compañías y organizaciones, así como para obtener inteligencia de negocios a partir de la analítica de datos, por mencionar algunos ejemplos. Ante el actual ritmo de transformación digital, nuestra responsabilidad como agentes de cambio es dar forma y propósito al rumbo que ésta toma en nuestros países, buscando que se traduzca en más y mejores oportunidades de desarrollo para las comunidades de las que formamos parte.

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