Por: Cristina Martínez, Luz Elena González y Alejandra Glía Sánchez.
La ciencia y la tecnología tienen un papel fundamental en la transformación de la sociedad y la economía; sin embargo, la persistencia de brechas de género sigue siendo un obstáculo para la inclusión de mujeres en igualdad de condiciones y oportunidades, así como para su empoderamiento. De acuerdo a información de CIPPEC para Argentina, Brasil y México, en los sectores de ciencia y tecnología, que tienen los empleos de mayor calidad y con salarios más altos respecto al resto de la economía, sólo un tercio de las personas ocupadas son mujeres. Si bien existe un creciente número de mujeres siendo líderes en el mundo de políticas de tecnología, sus labores, avances e innovaciones no suelen ser debidamente reconocidas. Por lo anterior, buscamos aumentar la visibilidad de algunas mujeres en la región de América Latina y el Caribe.
Latinas en Tech Policy tiene el objetivo de recopilar las experiencias de mujeres líderes en el ámbito de la Tecnología de Interés Público y las políticas de tecnología, para compartir su conocimiento sobre el campo laboral y las oportunidades que identifican en él. En esta primera entrada compartimos el perfil de tres mujeres que desde el sector multilateral, las big tech y el ámbito del Derecho están innovando y generando políticas públicas para procurar un entorno digital seguro y benéfico para todas las personas.
Gabriela Ramos - Subdirectora General de Ciencias Sociales y Humanas en UNESCO
“El desarrollo tecnológico, el mundo digital y las tecnologías de la Inteligencia Artificial están creando un mundo nuevo, donde las mujeres no pueden estar ausentes”
La amplia experiencia de Gabriela en el mundo económico multilateral la condujo al sector de las tecnologías. Su trabajo en temas de crecimiento económico e inclusión social se vio altamente impactado por la transformación digital y el rol de esta transformación en un progreso económico y social, sustentable e inclusivo. Gabriela fungió como Sherpa (negociadora y asesora gubernamental de alto nivel) del G20 y como Directora de Gabinete de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) antes de su actual puesto como Directora General Adjunta en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En este cargo, su trabajo respondió al mandato de desarrollar recomendaciones sobre ética para la Inteligencia Artificial y actualmente se enfoca en la adopción e implementación de las recomendaciones y el desarrollo de políticas públicas que las acompañen.
El trabajo de Gabriela gira en torno a temas de políticas y desarrollo institucional respecto a gobernanza de datos, consentimiento sobre el uso de éstos, asegurar que los algoritmos tengan controles para evitar sesgos y el restablecimiento del estado de derecho. Lo que más le gusta de su quehacer profesional es el entorno internacional en el que se desenvuelve y acompañar a los distintos países de acuerdo a sus contextos y necesidades específicas, así como promover el aprendizaje multilateral y sus mejores prácticas. También ha identificado que, hasta ahora, la mayor parte de la innovación y desarrollo tecnológico ha estado en manos de empresas, por lo que considera necesario crear reglamentaciones sólidas debido a la madurez de las tecnologías actuales y su nivel de difusión. Sin embargo, el reto está en cómo lograr ésto sin afectar la innovación, o crear una sobre carga regulatoria.
Gabriela nos cuenta que su trayectoria incluye una larga lista de mentores que creyeron en sus capacidades, más allá del género. Algunos de éstos fueron Fernando Solana, Ex Ministro de Relaciones Exteriores, y Ángel Gurría, con quién trabajó por 15 años en la dirección de la OCDE. Al haber tenido apoyo desde casa, confianza en sí misma y mentores que la impulsaron a aprender y crecer, ella no era consciente de las diferencias y brechas de género en el sector. Sin embargo, con Karen Kornbluh, Ex Embajadora Americana en la OCDE, entendió el tema de las brechas y discriminación que sufren las mujeres y; desde entonces se ha convertido en una aliada y guerrera de la causa. A partir de su trabajo colaborativo, ambas crearon la Estrategia de Género de la OCDE con una perspectiva económica, lo que facilitó su recepción al hablar el mismo lenguaje que tomadores de decisión, pero con un lente de género. El paso siguiente fue llevar esta estrategia al G20, lo que representó un mayor reto; no obstante, a partir de 2014 se han ido estableciendo objetivos de equidad de género cada año en este espacio.
Gabriela aconseja a las niñas y mujeres a confiar en su potencial y capacidades para poder participar en los sectores de su interés y que se mantengan abiertas a aprender y prepararse para seguir el ritmo dinámico actual. Cree importante que las escuelas y universidades eleven el nivel de ambición de mujeres jóvenes, que las inspiren a llegar hacia metas más altas y a no limitar su potencial. En cuanto a mujeres que ya se encuentran dentro del sector de tecnología, ella menciona su papel clave en este campo dominado por hombres. Considera de gran importancia el mantenerse vigilantes y decididas a abordar los temas de inclusión de género dentro del sector, no sólo para las generaciones de ahora, sino para que las siguientes generaciones tengan mejores oportunidades. Finalmente, tecnologías con bases más diversas son más sustentables y equitativas.
María Cristina Capelo - Líder del área de Seguridad y Bienestar en Meta para América Latina
“No estás sola, crear redes de apoyo te hace ver que tienes más poder del que crees para cambiar o afrontar una situación. Confía en ti y sigue retándote; no te quedes atrás.”
María Cristina comenzó haciendo investigación sobre políticas en sectores como telecomunicaciones, finanzas y energía, en el Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC). Ahí trabajó con personas especializadas en temas de competencia e innovación. Posteriormente ingresó al área de Políticas Públicas de Google para América Latina, en donde fue parte del desarrollo de políticas para las aplicaciones de la compañía, mismas que contribuyeron a la formación del ecosistema digital que hoy conocemos. En ese entonces, hace más de 10 años, era un mundo nuevo.
Para ella, trabajar de lleno en el diseño de políticas y en los equipos de seguridad ha sido retador y gratificante. En un sector en el cual constantemente se busca anticipar las acciones de actores malintencionados, dispuestos a perpetuar abusos hacia grupos vulnerables; en su rol, diseña soluciones y participa en conversaciones que tienen el objetivo de proteger a las personas en línea. El Internet, como espacio de expresión, ha dado origen a nuevos tipos de abusos, vulneraciones y agresiones. Ante este reto, María Cristina ha buscado colaborar con personas expertas, muchas de ellas integrantes del Grupo Global de Asesoras en materia de Seguridad de la Mujer de Meta. Este equipo se encarga de asesorar a la empresa en el desarrollo de políticas, programas y productos. En su opinión, este espacio de diálogo enriquece y fortalece su trabajo.
Actualmente, Capelo se encuentra en una etapa especial de su carrera profesional, porque empieza a ser un referente del sector y mentora. Desde su perspectiva, durante los últimos 10 años se han hecho cambios importantes para que las mujeres accedan a puestos de toma de decisiones. Desde que llegó al sector de tecnología, ha fomentado la creación de oportunidades y espacios para impulsar el liderazgo de las mujeres. Más que inspirarse en roles de alto rango, ha tenido la fortuna de tener la supervisión de personas que le han dejado importantes enseñanzas, desde cómo liderar equipos y promover ideas, hasta cómo mantener el balance entre la vida familiar y de trabajo. Tener conversaciones honestas le ha dado herramientas para identificar e implementar cambios en equipos de trabajo, dentro y fuera del sector.
A quienes les interesa la industria de tecnología, les aconseja ser flexibles ante los cambios, a probar distintas disciplinas y a promover el trabajo en equipo. También, considera que es fundamental trabajar en la salud emocional y tener la capacidad para desechar ideas y estereotipos que no nos permiten superarnos.
Patricia Villa - Socia en Albaa
“El futuro de las políticas públicas y de las políticas en tecnología no está en manos de los hiper-especialistas, ni de los científicos computacionales, hay un punto intermedio donde las personas que nos interesan los dos mundos tenemos que conectar ambos universos para hacer que el trabajo tenga un mayor impacto”.
A lo largo de su trayectoria, Patricia ha trabajado en sector público y de sociedad civil: para la Secretaría Técnica del Consejo de Coordinación (SETEC), organización implementadora de la reforma penal; el Comisionado Nacional de Seguridad en el área de política penitenciaria; el Comité Internacional de la Cruz Roja; el Instituto Nacional de Ciencias Penales. Recientemente, co-fundó Albaa Legal+Tech, un proyecto a través del cual los servicios legales tradicionales se conectan con una oferta en analítica de datos, mejora de procesos e investigación aplicada para brindar un mejor servicio. Ella es abogada con especialización en regulación de tecnologías y su implementación en el sector legal.
En su recorrido profesional, notó la constante presencia de distintos tipos de tecnología para resolver problemas de justicia y de índole humanitario, desde la reforma penal de 2008 hasta la situación humanitaria de las personas desaparecidas y sus familiares; sin embargo, se sentía al margen de esta discusión y parecía que el derecho mismo estaba también al margen de la tecnología, a pesar de que una buena parte de la solución a estos problemas está en lo tecnológico y no sólo en lo jurídico. Es por esto que decidió estudiar su doctorado en tecnología e inteligencia artificial, con un enfoque en temas de regulación, gobernanza, seguridad y su implementación en el sector legal, pues estos temas son cada vez más necesarios y no han sido aún muy explorados desde el derecho, especialmente en América Latina.
Hoy, su día a día consiste en tres intereses prioritarios. El primero es conectar la tecnología con la mejora del derecho y de servicios jurídicos; es decir, cómo la tecnología puede ayudar a mejorar los servicios jurídicos e inclusive el propio derecho (mapearlo, medirlo, monitorearlo y mejorarlo continuamente). El segundo es mejorar la implementación y gobernanza de las tecnologías para que todas las personas sean beneficiarias de sus ventajas, se cierren las brechas existentes, se mitiguen los riesgos de ciertas tecnologías y todo esto se lleve a cabo a través de un buen cumplimiento legal. Y el tercero es la formación académica a futuras personas tomadoras de decisiones. Sobre este último punto, Patricia trabaja en el desarrollo de materias de derecho con enfoque en tecnología en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tec de Monterrey. En suma, para aprovechar las tecnologías al máximo hay que invertir en su entendimiento, implementación y regulación, pero para ello es indispensable primero ser críticos con nuestras estructuras institucionales, nuestros procesos, nuestros datos, nuestro punto de partida (baselines) y tener claridad en nuestros objetivos de policy.
Para ella, lo más gratificante y divertido de su trabajo tiene que ver con la transversalidad del tema de tecnologías. Patricia considera que no hay una sola industria que sea independiente al desarrollo tecnológico, ya sea en el sector privado o público. De igual manera, algo que le gusta de su trabajo es formar parte de equipos multidisciplinarios y el poder resolver problemas como equipo, en donde cada persona aporta una diferente pieza para resolver el rompecabezas. Le parece estimulante y gratificante tener que actualizar sus conocimientos continuamente, ver cómo mejora el abordaje de los problemas a lo largo del tiempo y cambiar sus preconcepciones de lo que creía que era la respuesta a un reto específico en diferentes circunstancias.
Como abogada que trabaja en temas de tecnología, le ha sido difícil encontrar gente con esta misma visión, pero a través de su Doctorado en Chicago-Kent College of Law, ha encontrado tres mentores que han impactado positivamente a su carrera. Una de ellas es Lori Andrews, su asesora doctoral, quien también es abogada y se enfoca en problemas jurídicos de la tecnología. De igual forma, sus profesores Daniel Katz y Richard Wagner han sido importantes influencias académicas y profesionales. Patricia busca poner en práctica todo lo aprendido en su doctorado y de sus profesores en su quehacer diario en México.
El consejo que Patricia le da a las mujeres y a colegas en el sector de tecnologías es ser atrevidas y muy prácticas. Ella cree necesario acabar con el estereotipo de que la tecnología es algo sólo para ingenieros o computólogos. Si tienes interés en el sector y formación en ciencias sociales, estudia y adéntrate en las tecnologías con las que te gustaría trabajar, pues se necesita que las personas que toman decisiones y que se desempeñan en los sectores en los que se implementarán estas tecnologías conozcan sobre éstas. Otros consejos que Patricia ofrece son el desarrollar el mayor número de habilidades posibles, hacer mucho networking, así como pedir ayuda a los demás y admitir cuando no sabes algo, desde la humildad y con miras a aprender.
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